El pasado año, 2006, ha dejado un sabor amargo en la sociedad panameña, y, por qué no, también a nivel mundial, tanto así que referirse a cada uno de los hechos y
o sucesos que matizaron dicho año, sería como "llover sobre mojado" (al menos eso me parece a mí).
Por ello, quiero abrir este espacio en este Nuevo Año 2007, con un mensaje alejado de críticas y señalamientos, conciente, sin embargo, que a pesar de los grandes males que padece la población mundial, como el hambre, la desnutrición infantil, la pobreza, el analfabetismo, las enfermedades, el maltrato familiar (en todas sus manifestaciones); las desigualdades sociales, los abortos político-jurídicos, etc. etc. etc. de todas maneras debemos - estamos obligados, como cristianos - a interpretar como una bendición de Dios para la humanidad, saber que hay más gente buena que mala en el mundo, y que por esta razón mi pluma hoy se regocija para felicitar a los buenos y bien intencionados individuos para quienes la adversidad sólo representa para ellos una -o varias- pruebas que debemos superar, para ir derrumbando todas las barreras sociales que se alzan frente a nosotros, en nuestro diario caminar hacia las metas que nos hemos trazado.
Que este paréntesis, pues, sirva como vehículo para felicitar a los funcionarios públicos, a los trabajadores de la empresa privada; a los transportistas, a los obreros de la construcción, a los independientes, a los gremios de ingenieros, arquitectos, abogados y médicos; a las amas de casa (alguna vez también llamadas, "Administradoras del Hogar"); a las domésticas, a mis hermanos, a mis hijos y a nietos, a mis amigos y a mis vecinos, sin olvidarme de los periodistas, especialmente los de la Redacción de este diario... En fin, a todo el pueblo panameño, exhortando a todos que por ninguna razón, motivo ni circunstancia, dejen de darle gracias a Dios por todo lo que, sin merecerlo, nos regala.
¡Bienvenido Año 2007...! te abro mis brazos con la esperanza y mi fe puesta en Dios, confiado que este año será super mejor que el pasado que nos dejó más penas que glorias.