No duró mucho tiempo. Han transcurrido 365 días para que se hable nuevamente de un aumento en la tarifa de la energía eléctrica, a pesar de los cambios cosméticos que se hicieron de convertir al antiguo Ente Regulador a Autoridad Nacional de los Servicios Públicos y la creación de la Comisión de Ahorro Energético.
Probablemente, ni la nueva Autoridad, ni la Comisión ni mucho el Gobierno mismo podrán frenar tal aumento que podría ser del 10%, afectando el bolsillo de más de 158 mil panameños, pues el subsidio protege a 463 mil.
Las razones conocidas hasta ahora para aumentar la tarifa, según las empresas, son a consecuencia del encarecimiento del crudo, la falta de nuevas generadoras y, lo peor, la deuda que el Estado mantiene con las distribuidoras.
El incremento en el consumo debió registrarse a partir del primer día del mes de enero, pero, por alguna razón similar a la del año pasado, aún no harán efectivo, pero de que viene el tanganazo, viene.
Los panameños debemos entender que no hay que esperar un milagro del Gobierno, pues lo más probable es que traten el tema políticamente para hacer ver que se está del lado de los intereses del más necesitado, cuando han demostrado lo contrario.
Cada panameño tendrá que hacer su propio milagro. Eliminando el aire acondicionado y cambiando las lámparas de las casas con menos watts podría ser el inicio para empezar a pagar menos, pero de todas formas demos un voto de confianza a las autoridades para que velen por los intereses del pueblo, de lo contrario, quedarán como muñecones sin andar propio y sin ideas.