El año 2005 inicia con buen pie, al menos materia ambiental. Así lo hizo saber la Autoridad Nacional del Ambiente (ANAM) al cerrar el 2004 con la creación por primera vez en la historia del país del establecimiento de políticas públicas ambientales claras.
El objetivo, según ANAM, es cumplir con los lineamientos de conservación de los recursos naturales y el desarrollo sostenible, pero enfocado directamente en la gestión de recursos hídricos y dirigido a promover la producción de una manera más limpia, lejos de cualquier efecto contaminante.
Nunca es tarde para empezar. Esto lo sabían las autoridades responsables de velar por y para que nuestro ecosistema se conserve casi inalterable para beneficio de las nuevas generaciones.
Algunas de las políticas incluyen aspectos muy claros relacionadas con el clima, todos con una dosis básica de planificación estratégica que ayude en la adaptación y mitigación de las acciones.
Es bueno conocer que Panamá da un paso en firme, pero, si queremos calificarla con una palabra, podríamos denominarla saludable para todos: hombre y naturaleza.
En este mes, que a penas comienza a soplar la brisa de un verano lleno de sol, sería estupendo considerar que las quemas disminuirán notablemente, aunque algunos agricultores defiendan la técnica.
Hay que aplaudir cualquier acción pro naturaleza, pero se espera que no todo quede escrito en un papel porque sería perjudicial no aplicar las normas que hemos creado para nuestro propio bien. Lo recomendable aquí sería llevar a la práctica dichas políticas y supervisar que éstas se cumplan para comprobar su efecto positivo.
Otra recomendación sana sería sumar a la sociedad en esta operación que definitivamente no va a depender de la buena fe de ANAM, sino de todos.