Para iniciar este año con buen pie, antes de tomar papel y pluma para trazar nuevas metas, pidamos a Dios en oración que nos llene de su gracia y sabiduría para poder superar todas las dificultades que tengamos en este nuevo año 2007.
Como nación, nos espera grandes proyectos en el camino por concluir e iniciar. El tema de la modernización del transporte no debe pasar de este año. Hay que enterrar el antiguo sistema y dar paso a un mejor servicio para todos.
La ampliación del Canal de Panamá y la construcción de rasca cielos nos señalan en el camino una luz de bonanza para la economía local, no así para la familiar, pues los indicadores resaltan que aún somos una nación con una pésima distribución de la riqueza, lo cual no equilibra los beneficios reales para todos.
Es una misión del Mandatario trabajar para que este nuevo año todos los panameños puedan gozar de los logros económicos de nuestra empresa que se llama Panamá, ya sea en creación de empleos, mejores salarios para los trabajadores y mejores servicios médicos con construcción de hospitales totalmente equipados.
Del 2006 enterramos las tragedias que nos tocaron el fondo del corazón, pero no para olvidarlas, sino para que no se vuelvan a repetir. El año que terminó fue fatal. ¿Habrá sido un mensaje de Dios? Los grandes pueblos de la edad antigua ocurrían catástrofes peores que eran claros mensajes del Dios Vivo, adviertiendo del pecado de la humanidad.
Sea o no un mensaje del Altísimo, los panameños debemos emperfumarnos para entrar en oración y pedir por la paz del país y la hermandad de los que habitamos aquí. Que este 2007, Dios derrame bendiciones sobre todos.