Aquel estereotipo del santeño machete en mano, tumba palo está en vías de extinción, ya que como muchos otros se están sumando hacia la tendencia de los negocios verdes; si bien a una escala más modesta que las grandes transnacionales, pero con un impacto altamente significativo, ya que sus zonas de acción son precisamente dentro o alrededor de las áreas protegidas del país en su emblemática provincia.
Con ese espíritu emprendedor, recientemente unos 22 grupos de campesinos de las comunidades de Búcaro, Cambutal, El Cortezo, Flores, El Bebedero, La Llana, Guánico, La Tronosa y Río Viejo del Solar, en los distritos de Pocrí, Pedasí y Tonosí, se iniciaron sus inversiones ambientales al recibir los primeros desembolsos para la puesta en marcha de diferentes actividades productivas, dirigidas a elevar su condición de vida y contribuir a la conservación de los recursos naturales.
Entre las actividades o inversiones ambientales en las que incursionarán estos grupos se destacan la cría en cautiverio de especies en peligro de extinción como iguanas verdes y conejos pintados; el establecimiento de viveros forestales de especies nativas, la reforestación en fincas y fuentes de agua, elaboración de abono orgánico, la implementación de sistemas silvopastoriles e incluso el establecimiento de facilidades ecoturísticas.
Como capital semilla para el inicio de estas inversiones ambientales, los asociados directos �que suman unas 440 personas- recibieron un aporte total superior a los 564 mil balboas �no reembolsables- a través del Proyecto Productividad Rural
Consolidación del Corredor Biológico Mesoamericano del Atlántico Panameño (CBMAP II) de la Autoridad Nacional del Ambiente (ANAM).
UN COMPROMISO CONSIGO MISMOS
Lastenia de Prado, de la Asociación de Productoras y Productores Santo Tomás de Villanueva, se dedicaba, al igual que sus vecinas, a las faenas típicas del hogar y la huerta, pero al conocer sobre el apoyo que la ANAM por medio del Proyecto CBMAP ofrecen a las comunidades �como en su caso, ubicadas dentro y en las zonas de amortiguamiento del Parque Nacional Cerro Hoya y los refugios de vida silvestres de Isla Caña e Isla Iguana- se organizó con sus vecinos y elaboraron un perfil de proyecto, con el cual esperan contribuir a la recuperación de los ecosistemas.
"Nos han favorecido por darnos esta oportunidad de mejorar nuestra calidad de vida y poder proyectarnos desde nuestras comunidades al resto del país como una provincia con deseos de superar, mejorar y corregir el deterioro ambiental que hoy vivimos. Invitamos a las autoridades locales de nuestras comunidades y otras entidades afines sumarse a nuestra labor, para que en conjunto fortalezcamos y multipliquemos los beneficios que nos brindan los proyectos de inversiones ambientales al resto de la población", exhortó Lastenia en su intervención como vocera de todos los beneficiarios, durante el acto realizado en Las Tablas, con motivo de la entrega de los cheques.
En adición a ello, y ahora dirigiéndose a los representantes de los 22 grupos beneficiados, sentenció: "Quiero que nos comprometamos hoy aquí, delante de esta personas, a ser ejemplo para las otras comunidades. No permitamos que estos proyectos se queden en el camino y se pierdan, como se están perdiendo los proyectos que los Gobiernos nos dan. Hagamos de esto una realidad. Sepamos que esto va a redundar en nuestros hogares y va a mitigar la pobreza", advirtió.
LA EDUCACION COMO SOLUCION
Por su parte, la promotora y precursora de las inversiones ambientales del Proyecto CBMAP II en Los Santos, Lineth Córdoba, �una bióloga oriunda de Santo Domingo de Las Tablas- destacó, con evidente satisfacción, los resultados que el intenso trabajo de educación ambiental comunitaria y extensión ha generado.
"La educación ha sido muy importante. Lamentablemente, a nosotros los santeños nos tienen catalogados con un estigma. Sin embargo, el mundo cambia y donde uno esté trabajando con las comunidades se nota el interés real de la gente en proteger y conservar los recursos. Más que todo son gente de mediana edad y jóvenes. Ya las personas muy mayores vienen con esa idea de tumbar el arbolito porque lamentablemente esa ha sido su cultura, y ha sido una tradición su forma de trabajo de cultivo y producción. Sin embargo, los nuevos que son prácticamente los nietos de esos señores han podido ir a una escuela o bachiller agropecuario y están cambiando su mentalidad", afirmó.
