La Cámara de Comercio y líderes empresariales de Estados Unidos han iniciado una campaña de envío de cartas a la Casa Blanca y a congresistas Demócratas, para que aprueben los Tratados de Libre Comercio pendientes con Panamá, Colombia y Corea del Sur.
Hasta ahora no hay un calendario preciso para llevar los tratados al Congreso, aunque sectores norteamericanos reconocen que el acuerdo con Panamá tiene mayores posibilidades de ser ratificado.
Los empresarios del coloso del Norte no son tontos y ven a otros países como una oportunidad de hacer negocios, sobre todo cuando todavía Estados Unidos sufre los efectos de una recesión que incluyó rescates multimillonarios al sector bancario y a la industria automotriz.
Panamá y Estados Unidos firmaron el 28 de junio del año 2007 el Tratado de Libre Comercio (TLC), en la sede de salón América de la Organización de Estados Americanos (OEA).
De seguro que la embajada de Panamá en Washington está moviendo sus contactos, para agilizar el proceso de ratificación del TLC.
El TLC elimina barreras y aranceles para el comercio de productos y servicios entre los dos países. Ya fue ratificado por la Asamblea Nacional de Diputados de Panamá, pero enfrentó serios tropiezos en el Congreso de Estados Unidos. Primero se alegó que la designación de Pedro Miguel González como presidente del Organo Legislativo, sería un obstáculo, pero luego en el camino surgieron otras situaciones.
La negociación del TLC entre Estados Unidos y Panamá tomó más de tres años e integra al libre comercio a dos países con un intercambio anual de 2, 500 millones de dólares, de los cuales 300 millones de dólares corresponden a exportaciones panameñas.
La apertura comercial es una buena oportunidad para lograr el ingreso de productos más baratos al eliminar aranceles y ofrece además una buena oportunidad para las exportaciones panameñas que tendrán acceso a uno de los principales mercados del mundo.