Magistrados y el jefe del Ministerio Público debiesen terminar sus funciones al concluir el período del presidente que los sugirió. Pareciera que la colcha de retazos en que ha quedado nuestra Constitución es la culpable que las coaliciones gobernantes nombren en estas instituciones a tipos y tipas que hacen pensar a uno, que ellos defenderán a capa y espada de cualquier vaina que surja a sus favorecedores al dejar el poder. �Serán estos poderes férreas estructuras de conveniencias y espacios políticos, cuya única función pareciera mantener al país en una vulgar guerra polarizada, (PRD, contra el resto), costeada con nuestros impuestos?
La condena a quien fuese procuradora general de la Nación ha dejado una picardía política en evidencia. �Qué casualidad!, que 4 magistrados nombrados por Martín hayan votado a favor de ella y los otros 5 la manden a la mazmorra del río Matías Hernández. Toda esta costosa convención de payasos se hubiese obviado con un salomónico parche constitucional: Magistrados y el Procurador deben liar sus bártulos con el Presidente que se va.
La gran mentira de la armónica colaboración está matando al Panamá inocente. No hay proyecto ni propuesta que no se vaya a los penaltis (social, económico o deportivo). Mientras, la ciudadanía en manos de la delincuencia observa la impunidad de tenebrosos sociópatas como fulano, fulana y mengano, que se han robado hasta los sanitarios de esta patria sobre todo el de la capital, obligando a la pobre a deponer en la bahía frente a todo el mundo. Las discusiones deben darse intensamente, 4 meses cada 5 años. El voto popular debe aprobar el mejor plan de trabajo, y la coalición que gane desarrollarlo a plenitud. Como ven, lo que nos queda de constitución da pie a que las perspectivas de los gobiernos queden a medio palo y el "status quo" de la jauja y el desorden continúe. Si con la muerte del perro se acaba la rabia, es lógico que también se vayan las garrapatas con otro gajo de artrópodos sin importancia veterinaria.