Amarrado por el cuello y arrastrado fue como mataron a Emigdio Alexis Jurado, la madrugada del 3 de agosto, cerca de su pueblo La Esperanza, en Gualaca.
Aunque en el principio se pensó que el hecho correspondía a un accidente de tránsito, porque el cuerpo fue hallado sobre la carretera que conduce de Gualaca a Caldera, la autopsia reveló lo contrario.
La causa de muerte fue fijada por el examen de necropsia como fractura en el cuello y estrangulación a lazo, por lo que la Personería del área inició de inmediato las investigaciones por homicidio.
El pasado martes en la mañana, el pueblo entero de La Esperanza acudió a la iglesia de Gualaca, antes de la cristiana sepultura del cuerpo de Emigdio, de 37 años, quien se dedicaba a la educación de caballos y a los eventos de lazo.
RECUERDOS
No hubo en el lugar quien hablara mal del difunto, puesto que, al contrario, decían que era una persona muy amable, trabajadora, tranquila y con una gran pasión por el cuido de caballos, para lo cual lo buscaban de todas partes de la provincia.
Su hermano, Olíver Jurado, manifestó que es muy lamentable el fallecimiento de su hermano mayor por las circunstancias en las que se registró el homicidio, pidiendo de todo corazón a las autoridades que den con el o los responsables del crimen.
"Esto no se puede quedar así, porque mi hermano no era un tipo problemático ni nada de eso para que lo mataran así, de esa forma tan cruel: con una soga en el cuello, costillas quebradas, golpes en la cabeza y la piel bastante mal en la espalda", dijo.
PISTAS
El hecho de que en el lugar donde se encontró el cuerpo no había rastros de algún frenazo ni marcas de automóvil, da luces de que a la víctima la pudieron arrastrar con una soga en su cuello, halada desde un caballo.
Emigdio fue visto por última vez con vida en las fiestas patronales del pueblo de Gualaca, la noche anterior a su asesinato, y después de muerto no se le encontró la cartera donde tenía una cantidad considerable de dinero con sus documentos personales, además de una prenda de oro.
SEGURIDAD
Los pobladores del pequeño pueblo de, La Esperanza, se sienten indignados por lo acontecido, ya que es un lugar bastante apartado que no cuenta con seguridad policial en todo el trayecto carretero que conduce de Gualaca al caserío de 22 residencias.
Se dice que en los años '80 una prima del ahora fallecido también fue asesinada de la misma forma.