Cada vez que ocurre en Panamá un accidente laboral de proporciones considerables, resurge el debate sobre la necesidad de crear un sistema de salud ocupacional funcional que evite las nefastas consecuencias que deja este tipo de desastres inesperados, como ocurrió en el caso de varios obreros muertos debajo de un alud de tierra en una construcción.
Este es un tema de mayor amplitud que debe ser discutido con prontitud, ya que los accidentes laborales no sólo afectan a los trabajadores de la construcción, sino también, a quienes obtienen su sustento en otros sectores de la economía.
Hace unos días tuve noticias del Programa Salud y Trabajo en Centroamérica, que tiene su sede en la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá. Saltra por sus siglas en español, sostiene que las deficiencias en la seguridad y la salud ocupacional son un problema de salud pública de proporciones endémicas en los siete países de América Central, y que en este contexto regional anualmente suceden dos millones de accidentes ocupacionales. Las enfermedades ocupacionales son ignoradas y sus consecuencias socioeconómicas no se consideran, afirma el organismo especializado.
En Panamá, el modelo económico neoliberal que plantea más trabajo y menos salarios para los trabajadores, ha creado condiciones para el incremento de las enfermedades de esta naturaleza.
Todos los días, miles de mujeres realizan sus jornadas laborales de pie, en almacenes, fábricas y otros establecimientos comerciales, sometiendo a presión su organismo, sin que tengan derecho, ya sea por razones económicas o por desconocimiento, a exámenes rutinarios, lo que finalmente termina enfermándolas.
Igual ocurre en las plantaciones agrícolas de banano, caña, piña, arroz y otros rubros cuyo cultivo en grandes extensiones, requiere de agentes químicos por tiempo prolongado.
A la par de las investigaciones sobre las estadísticas en este tipo de enfermedades y sus prevenciones, hay que romper barreras mentales impuestas a los trabajadores.
En cuanto al empleador, este debe entender que, un empleado sano en un ambiente laboral seguro es sinónimo de rendimiento y calidad.
