En el pueblo costero de Veracruz, perteneciente a Arraiján, los menores no tienen calandario para "calentar" las calles.
Así se expresó una vecina del poblado, de la tercera edad, quien dijo que siente temor cuando está en su casa, pues a su patio llegan maleantes a altas horas de la noche, "quién sabe con qué intenciones y hasta 'trabados' en esas cosas que ellos consiguen", y le infunden miedo.
Según la señora, los delincuentes saben que ella está sola y teme que le hagan daño.
"Ningún policía viene por estos lados", aseguró.