La Estrella de Panamá fue una de las primeras radioemisoras instaladas en el istmo, con permiso estatal, ya que Radio Tembleque que también es de esa época, funcionó clandestinamente, se había instalado en contra del estado norteamericano, quien paradójicamente prohibía la ondas hertzianas por trato con el gobierno panameño.
En esa radioemisora que funcionó en el piso superior del mencionado rotativo, laboró como radioperiodista y locutor de finos matices y una acrisolada voz, un hombre que llenó todas las expectativas en el periodismo, Lorenzo Sánchez Galán.
El amigo Lorenzo fue de esas voces que no sólo marcan su época en lo que intenta, sino en lo que hace. Se nos fue el amigo, escapó del ámbito la semana pasada, cuando había escrito páginas en la publicidad, en la radio, en la televisión y en los caminos políticos. Fue un diplomático en el Oriente, dejando huellas imborrables.
Cuando hacía mis pinitos en la televisión como director de cámaras, logré acercarme a sus huellas en programas de interés comunitarios, musicales, y de arte dramático, luego por esas jugadas del destino me tocó acercarme aún más en McKaan Ericsson cuando fui director creativo junto al inmenso Lorenzo, quien manejaba las más importantes firmas publicitarias. Su palabra estaba empeñada en hacer las cosas honestamente y sin segundas intenciones. Recibí de sus manos la certificación que me acreditaba como Relacionista Público. Funcionó por varios años en Relaciones Públicas del Cuerpo de Bomberos, donde además cosechó una formación encopetada de trabajadores contra el fuego.
Cuando hurgábamos en el programa semanal que funcionó con el siempre amigo, Rene Rizcaya en el programa "EN EL AIRE", donde escudriñábamos la historia de la Radio en Panamá, invitamos un par de veces al gran Lorenzo, quien con su voz autorizada y con gran sapiencia nos conversó sobre los primeros sabores de esa gran profesión que fue la radio y sus hombres. Nos vaticinó lo grande que iba a marcar a muchos quienes se olvidaron que por fuerza había que estudiar y preocuparse en usar ese equipo para hacer grande a nuestro país.
Se nos fue la licencia número dos, ya que el número uno pertenece al maestro de maestros quien hizo sus primeros pinitos en la famosa RADIO TEMBLEQUE, don Manolo Castillo.
A ese selecto grupo de triunfadores y maestros de la locución que nos quedan para gloria del país, están Martínez Blanco, Celiano Fonseca, Néstor de Icaza, Gerardo Urrunaga, César Sanjur, Lissete Condasin, Zelideth Rosales, Omaira Watson, todos ellos disfrutando de las mieles de sus privilegiadas voces. Y de quien fue el "nom plus ultra", Lorenzo Sánchez Galán.