Mientras el país entra en la crisis de las amenazas de un grupejo de transportistas que se creen dueños de Panamá, ya comenzó a circular las ofertas y alternativas viables para sacar de circulación a los destartalados "Diablos Rojos" que han desprestigiado al gremio de los conductores del sector colectivo.
Una empresa brasileña, Eletra, ha puesto en el tapete la propuesta de crear un sistema de transporte masivo con autobuses articulados, los cuales transitarían por un "carril exclusivo" por varias de las principales avenidas de la ciudad de Panamá, incluyendo San Miguelito y Panamá Oeste.
Por otro lado, dos consorcios, uno canadiense y otro francés, exploran desde hace años la posibilidad de colocar dos líneas de tren ligero por la ciudad, algo que proporcionaría otra opción de transporte limpio y seguro por la capital.
Para los que hemos tenido la oportunidad de conocer otras latitudes, ver el funcionamiento de las alternativas de transporte de los buses articulados y del tren ligero, nos convencieron que el pueblo panameño merece tener un servicio de traslado de pasajero de primer orden, si pretendemos ser un punto turístico en la región centroamericana y caribeña.
Es más, aunque estas opciones para mejorar la crisis eterna del transporte urbano en la capital panameña son en parte onerosas, su pleno funcionamiento permitirán que miles de ciudadanos dejen sus autos en las casas, evitando el consumo de combustible, además de acelerar la contaminación medioambiental.
Es imperante hacer un sacrificio para dejar atrás treinta años de bellaquería y maliantería en el transporte público panameño. Urge poner orden, aunque sea por la fuerza, para sacar de circulación a ciertos buseros que desprestigian al gremio transportista, debido a que los usuarios no hemos visto mejora alguna del servicio desde que se subió el pasaje a unos 25 centavos de balboa.
Todos los días hay quejas contra los transportistas: autobuses oxidados, asientos dañados con resortes afuera que dañan los pantalones y trajes de los usuarios. Gritos y amenazas de los "palancas" contra los pasajeros, porque no se corren para llenar un bus. Y que decir de las regatas en plena avenida entre dos o más "Diablos Rojos".
Finalmente, cabe decir que también el mismo usuario es responsable de que todavía se permita con el abuso de los locos del volante. Es hora de que los ciudadanos panameños nos agrupemos para crear un frente común que defienda los derechos de los usuarios del transporte público, ante la persistencia de los buseros en tomarnos de tontos cada vez que a ellos les da la gana.
