Julio Ortega es hijo de nica con india gualaqueña. Rudo, trabajador y educado a base de refranes. Al tercer día de su desplazo a la capital de Panamá, le quebró las dos piernas a su vecino con un bate, porque en la navidad del 2001, no soportó que este maltratara a la mujer con tanta violencia (A la mujer del vecino). Y, para colmo, mientras golpeaba (El vecino), gritaba: "Pa", que respete a los interioranos!. A las dos semanas, Ortega fue acusado por la cónyuge (la del vecino), de agredir a su marido y dejarlo incapacitado por un año. Las reacciones innatas en Ortega cuando vejaban a una dama delante de él, no compaginaban con la judicatura (abogada) que atendió el caso y lo condenó fuertemente(a Julio Ortega).
Años más tarde y satisfecho de haber pagado la multa, asistió al bautizo de un sobrino, cuando en medio de la fiesta, irrumpió una muchacha corriendo para salvar su vida, sangrando a chorros por una oreja y esquivando feroces planazos del machete del marido. La persecución se daba en vueltas parabólicas alrededor de la barraca, por lo que Julio sin que nadie lo mandara, sorprendió al agresor en la segunda con el porrazo de un taburete de teca. El trancazo le fracturó el tabique (al del machete), le saco los colmillos y le dislocó una de las vértebras del cuello. La misma autoridad, absolvió al del machete.
Cumplida la condena, el jefe de Julio le ruega que le cuide la casa durante los carnavales. Empacó hasta al perro, la segunda noche escuchó gritos de mujer en la mansión de al lado; saltó la tapia, tumbó la puerta, superó a zancadas las escaleras y lanzó por la ventana a un enloquecido marido, que daba patadas a su sangrante esposa. Julio, tiernamente cargó a la moribunda que resultó ser la Juez y cuando esta pudo abrir el ojo menos machacado, también lo reconoció y antes de volver a desfallecer le dijo aún con la lengua partida:
Como a mi marido le haya pasado algo, ya verás desgraciado!. Julio musitó, verdaderamente, la mujer que le gusta el maltrato es mala.