Cada vez que ingreso a un almacén, converso con los empleados, en especial las damas que están frente a las cajas. �Desde cuándo está parada?, es mi pregunta de rigor. La hago, para determinar el número de horas en que ese ser humano está de pie, sin poder sentarse. Lean una de tantas respuestas: �Aquí me tiene desde las nueve de la mañana; no puedo moverme, a menos que sea por algo grave, urgente y creo que saldré a las once de la noche�.
�Señores de la Defensoría del Pueblo, del Ministerio de Trabajo y de la Presidencia de la República, tenemos una legión de ciudadanas recibiendo un trato esclavista, en la mayoría de los almacenes. Ellas, por no perder esa oportunidad de trabajo, no denuncian, no se quejan. Hace poco estuve en uno de los grandes almacenes del centro comercial de Albrook; conversé con una chica embarazada y ésta, con voz baja, me habló de sus dolores, de sus peripecias, incluso me dijo que estaba allí por contrato y que una vez finalizado no se lo renovarían a pesar de su estado.
�Para nadie es un secreto que más del noventa por ciento de los almacenes en Panamá es controlado por los hebreos. Ellos fueron víctimas, en el pasado, de persecución, hostigamiento y esclavitud. Allí tenemos los relatos del Viejo Testamento, donde se nos habla de los más de 400 años de esclavitud en Egipto y cómo, de la mano de Moisés, fueron llevados a la Tierra Prometida. �Parte de ese sentimiento pasa por mi mente cuando observo el trato que reciben mis paisanas y paisanos en diversos establecimientos comerciales. Observen el sitio donde están las cajas registradoras y notarán que no existen sillas para que puedan descansar en algún momento. Se ha comprobado que permanecer muchas horas parado puede producir fatiga y trastornos circulatorios, así como estar todo el día en una silla, otros; por eso, la ergonomía propone alternar las posiciones para atenuar los riesgos de una posición en particular.