Aunque no la padecemos, no se ha bajado la guardia para enfrentarla. Se trata de la peste porcina clásica, una enfermedad que afecta la industria porcinocultora.
En Panamá aún no se ha registrado caso alguno, pero aun así las autoridades agropecuarias organizaron el segundo Simulacro Nacional de Fiebre Porcina Clásica, auspiciado por el Ministerio de Desarrollo, en el que participaron, además de expertos panameños, invitados guatemaltecos.
El Dr. Rolando Tello Jaramillo, coordinador de este programa en el ámbito nacional, indicó que este tipo de evento ayuda a fortalecer los servicios veterinarios y todos los entes involucrados ante cualquier eventualidad.
ESTATUS LIBRE Y NUEVOS MERCADOS
El objetivo primordial del evento, según el funcionario, es la prevención y el mantenimiento del estatus libre, condición favorable que la podríamos considerar como una ventaja competitiva para los porcicultores panameños.
Esta situación es importante, ya que con la nueva tendencia de la apertura de nuevos mercados, no sólo basta con decir que estamos libres de alguna enfermedad, sino que es necesario demostrarlo con sustento técnico, basados en vigilancia epidemiológica a través de muestreos periódicos, así como estos eventos (simulacros), que son avalados y reconocidos por la Organización Mundial de Salud Animal (OIE).
La actividad fue conducida por Miguel Azañón, director nacional de Salud Animal de Guatemala, y David Orellana, coordinador de este programa en el mismo país.
No cabe duda de que Panamá es un país privilegiado al no tener la enfermedad, ya que sus repercusiones en pérdidas económicas, en ocasiones, son incalculables. Sólo el no acceder a los mercados internacionales, es una limitante para incrementar la oferta.
Entre los principales signos que pueden ser observados están: Fiebre, disminución del apetito, temblores, hacinamiento, postración y la muerte. Por la similitud de los signos y lesiones producidas con otras enfermedades, es indispensable la confirmación por el laboratorio.
En Panamá, no se presentan casos desde 1962, situación por la cual nuestro estatus actual es de país libre de esta enfermedad.