CUARTILLAS
Pronosticos
Milciades Ortiz
Esa mañana radiante
de verano, en el Parque La Cuchilla de Calidonia encontré al experto
en estadísticas "Yeyo", enfrascado en sacar cuentas en
una vieja libreta de hojas arrugadas por el uso.
Yeyo es de unos cincuenta años mal vividos, con cabeza algo
grande, poco cabello hirzuto, moreno, de baja estatura, que usa unos espejuelos
gruesos por su miopía.
A Yeyo casi nunca se le ve en público sin ese sombrero viejo,
de un color casi indeterminado por el sudor de muchos años. Por lo
general siempre Yeyo camina mirando para el piso y no es raro que se le
vea hablando solo... de números, por supuesto.
Ya he dicho que Yeyo dice ser experto en estadísticas de los
caballos, aunque no gane una carrera hace años. También se
enorgullece de conocer muchos números de la lotería. Afirma
poder acertar los sorteos, aunque en realidad nunca se gana un chance por
diversas razones.
No usa calculadora, porque sostiene que su mente privilegiada en matemáticas
le permite recordar al segundo, las tablas de multiplicar. Sostiene que
divide más rápido que las máquinas y computadoras.
Así que con su vieja libreta "comprada en la tienda del chino",
y un cabito de lápiz, llena de números y fórmulas las
páginas, tratando de encontrar la solución del país.
Ahora le ha dado a Yeyo por meterse con la política. Está
seguro que sus pronósticos son más acertados que las encuestas
de cualquier empresa nacional o extranjera. Cuando le dije que por qué
no ofrecía sus servicios a un medio de comunicación se enojó,
porque sostuvo que su mente matemática es un don que le dio Dios
para usarlo sin cobrar.
Esa mañana Yeyo casi ni me saludó porque estaba muy entusiasmado
sumando, restando y multiplicando. Quería saber quién ganará
las próximas elecciones. Como no tenía nada que hacer en ese
momento, me senté a su lado y medio serio le dije:
"Ayúdame Yeyo con tus estadísticas y dime quién
ganará las elecciones para publicarlo en el periódico y llenarme
de gloria".
Me miró con sus lentes gruesos y opacos. Revisó unas
hojitas sucias llenas de borrones y contestó:
"Martín puede ganar con el treinta y cinco por ciento,
Mireya con el treinta por ciento de los votos y Alberto con el veintidós
por ciento".
"¿Entonces ganará Martín las elecciones?",
pregunté curioso.
"No es seguro, porque la política no es exacta como la
estadística. Lo que dije es válido si gana Martín.
Pero también puede ganar Mireya con el treinta y ocho por ciento
de los votos, quedar Martín con el treinta y cuatro y Alberto con
veinticinco".
Apunté en mi agenda las cifras y seguí preguntando muy
serio: "¿Y no hay posibilidad de que gane Alberto?".
Se rascó la cabezota Yeyo y luego de pasar algunas hojitas de
su manoseada libretita, respondió:
"Sí, como te dije antes, en política puede ocurrir
cosas improvistas. Si la gente se "polariza" hacia Alberto, entonces
podría ocurrir lo siguiente:
"Alberto ganaría con treinta y seis por ciento, Mireya
con veintiocho por ciento y Martín con treinta y tres por ciento.
El resto sería votos nulos y blancos".
"¿Así que tus pronósticos no son seguros?",
pregunté para "fregarle la paciencia" al experto en estadísticas.
Chupó con la boca en gesto de disgusto y dijo: "¡las cifras
son exactos, la politiquería no!".
Seguí molestando a Yeyo y le pregunté por la reelección
de los legisladores. "Allí no hay problema: no llegarán
a diez los que vuelvan a la Asamblea", dijo muy serio el genio estadístico
criollo.
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