Primero: Disponer de un pequeño espacio en la vivienda. Como mínimo 10 metros cuadrados y debe estar protegido de animales y de personas para que no dañen las hortalizas.
Este espacio no debe tener mucha sombra de árboles, pero tampoco excesos de sol (7 horas de luz solar directa) y hay que evitar vientos fuertes; debe tener cerca la fuente de agua, estar cerca de la vivienda de la dueña de la huerta, y lejos de botaderos de basura o servicios de fosa o aguas negras, porque contamina las hortalizas.
Segundo: Dedicar dos horas o más por día al manejo y cuidado de la huerta, lo que significa tener dedicación y constancia para realizar las actividades que se necesiten ejecutar, tales como construir las cajas, los almácigos, esterilizar los sustratos, preparar los fertilizantes orgánicos y los plaguicidas, etc.
Tercero: Seleccionar y preparar el recipiente que se va a utilizar para cultivar hortalizas. Para iniciar la huerta e ir adquiriendo los primeros conocimientos y destrezas se pueden utilizar cajas de durapax en las que vienen manzanas, llantas viejas, vasijas plásticas que ya no se utilizan, o si lo prefiere, construir cajas o camas de madera. La bolsa plástica de color negro (cortas o largas).
Son recipientes económicos, productivos y fáciles de usar en pequeños espacios.