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Culebras

Por: Milcíades Ortíz | Catedrático

Confieso que cuando veo una culebra siento el impulso de buscar un palo y matarla. No me pongo a pensar si es una víbora venenosa, o una simple culebra que mantiene un equilibrio ecológico comiendo pequeños animales e insectos.

Aunque muchos no lo crean, en Panamá hay persona que "adoran" a las culebras.

Uno de ellos es el Biólogo Tropical licenciado Mario Urriola Hernández.

En febrero hablé con él y me señaló que en Panamá hay ciento cuarenta especies de culebras... �y solamente veintitrés son venenosas!

Indicó el licenciado Urriola que en El Valle de Antón, donde vive, existen sesenta y dos tipos de culebras. Siete son venenosas.

Para demostrar su "amor" por las culebras, mantiene decenas de ellas en jaulas con vidrio. La gente puede verlas por una módica suma y recibe orientación. Hasta su hijita de pocos años se atreve a tocar a las inofensivas.

Yo metí mi "cuchara" y me atreví a decirle que no creía buena idea que su hija tocara las culebras. La niña no sabe cuál es venenosa y puede agarrar alguna vez una mortífera.

Ese día estaba el biólogo Urriola contento. Había logrado que una culebra negra, de más de un metro, comiera luego de más de un mes de dieta.

"Le conseguí diez ranitas en la quebrada", me dijo orgulloso. Yo miré a la culebra que dormitaba en su jaula. Por mi mente pasó la macabra imagen de diez ranitas metidas en la panza del reptil.

A otras les da ratoncitos que son criados especialmente para alimentación de las culebras.

Quien haya visto la horripilante escena de una culebra almorzando ratoncitos o pollitos, comprenderá que aunque sea algo de la naturaleza, a muchos nos causa un trauma.

El "culebrero" Urriola y su esposa conviven con las culebras y a los turistas tratan de orientarlos en que no son animales "malditos".

La mala imagen que hay de las culebras "se debe a lo que dice la Biblia de que una de ellas cautivó a Eva", señala Urriola.

Afirma que en El Valle de Antón hay pocas personas mordidas por culebras. Cuando esto sucede es que el ser humano se metió en las áreas donde vive el reptil.

Entonces es lógico que el animal se defienda, dice el biólogo. También señala que hace muchos años había enormes reptiles en El Valle. A mí me consta eso. Cuando niño vi boas de casi cinco metros...�muertas, por su puesto!



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