A veces, las dificultades separan mis principios de la inconsistencia que prevalece en el proceder del pueblo, credo que he mantenido como fundamento inseparable durante mi vida, distante de toda atadura política.
Me han atraído las ideas de tener los recursos necesarios para no depender de los demás en un país pequeño, de escasa población, cumplimentado de economía florida en América Latina y de colmadas ventajas, pero con una de las ciudades más caras del continente. Zona Libre, �rea Bancaria, movido comercio complementado por el Canal de Panamá. Si todos en el pasado hubiésemos tenido la predisposición del trabajo responsable y amoroso, como fue nuestro hábito, no existiría la mano temblorosa extendida en la esquina esperando el fortuito socorro dispensado por el transeúnte indiferente. La irresponsabilidad encarece la vida cuando marcha aparejada con el libertinaje.
Mi generación asistió a la escuela con uno o dos cuadernos, estudiando en las bibliotecas y ha sido la que mayores agasajos le ha brindado a la patria, es tanto que la confirmo con el adjetivo calificativo de los edificadores de las fortísimas columnas sustentantes de la república. Jamás mi padre recibió un céntimo para comprar un cuaderno MERCEDES que era la marca popular en aquellos años. El gobierno que subvenciona tiene que crear nuevos impuestos que consiguientemente harán la vida más cara con generalidad al pueblo llano. La inclinación de estudiar es cuestión de equipo que traemos al nacer, aptitud inseparable muy difícil de contraer, en sufrimiento de alergia mental incorregible, cuando el fastidio alimenta nuestras disposiciones anímicas. Ese yo, orgulloso y solitario nunca lo han visto postrado de rodillas, implorándole a alguien la colocación en un puesto cualquiera y las dádivad les han repugnado siempre.
