PRIMERA PARTE
Una de las cosas más fundamentales de nuestra existencia es conocerse uno mismo. �Sabe usted que el 53% de los estudiantes que empiezan estudios universitarios no llegan a terminarlos? De hecho, un gran porcentaje de personas no se desarrolla en la vida, porque están mutilados psicológicamente y muchas veces esto viene de muy atrás, por ejemplo, de la infancia.
Estudios científicos serios han demostrado que hay cantidades de personas que sufren una gran serie de mutilaciones psicológicas.
Muchas de las neurosis de los adultos, escuche usted, provienen de traumas padecidos, generalmente, durante los seis primeros años de vida. Entonces, esas experiencias no aceptadas o bloqueadas, pero activas, pesan sobre el adulto y le hacen mucho daño. Por eso, los psicólogos hablan de la importancia de los primeros años de existencia de los seres humanos.
Es importante estudiar cómo los padres están formando a sus hijos, porque esto es vital para su desarrollo e interesa muchísimo. Muchos papás no se dan cuenta de la importancia que tienen los primeros años de sus hijos y muchas veces, sin querer, desarrollan en ellos graves problemas que les afectan para el resto de sus vidas. A los hijos hay que educarlos para la libertad, para que sean ellos mismos y puedan valerse por sí mismos en el futuro.
El niño para crecer y desarrollarse plena e integralmente, necesita amor. Para amar y aceptar a los demás, hay que haber sido amado y aceptado, haber sido llevado uno a amarse y aceptarse a sí mismo. Un niño que no ha sido amado es un ser que no ha despertado, que no tiene derecho ni lugar en el mundo ni desarrolla interés en la vida. Así se siente él. Los niños que no han sido amados, muchas veces, se convierten en personas egoístas, se consideran como el centro del universo y lo quieren acaparar todo. Pero es que en el fondo sienten que no tienen sitio en ninguna parte. Pobres los egoístas. Generalmente, han sido niños poco y pobremente amados.
En cambio, el niño que ha conocido y recibido amor, a quien se le ha revelado su valor profundo, puede llegar a ser un adulto seguro de sí mismo y generoso.
Y recuerde que con Dios somos, �INVENCIBLES!