La invasión norteamericana frenó una nueva asonada golpista que fraguaban un grupo de oficiales de las Fuerzas de Defensa de Panamá, revelaron varias fuentes políticas y hasta un ex miembro del G-2.
La fuente del G-2 afirmó que el golpe en el fondo era una maniobra de control de poder del general Manuel Antonio Noriega y los cabecillas serían un grupo de capitanes leales a él.
Los informes que se recopilaron indican que sería un movimiento cruento e incluía la eliminación de miembros del Estado Mayor, del Consejo Estratégico Militar y civiles.
Tras el golpe del 3 de octubre de 1989, Noriega estaba receloso y desconfiaba de todo y todos. El ex subsecretario general del PRD y dirigente de la Tendencia, Ramiro Vásquez Chambonet era investigado, porque se le acusaba de haber preparado la proclama de la asonada liderada por Moisés Giroldi, reveló un antiguo integrante de la inteligencia militar.
La información de la sospecha fue confirmada a "Crítica" por el propio Vásquez Chambonet, pero éste negó tener vinculación con la conspiración. Yo conocía a Giroldi, porque ambos vivimos un tiempo en San Felipe, además mi número de teléfono fue encontrado en el escritorio del entonces jefe de la compañía Urracá, explicó.
La intención era vincular injustamente a cuadros políticos, para justificar cualquier tipo de acción, alegó Vásquez Chambonet.
RESISTENCIA FALLO
Respecto a los planes frente a una eventual invasión, el ex miembro del G-2 confirmó que éste había sido preparado y tenía como propósito resistir como mínimo 48 horas de combate, para recibir refuerzos vía Nicaragua y con helicópteros de los sandinistas realizar un contraataque y declarar a Chiriquí como zona liberada, declarar alto al fuego y pedir el ingreso de los Cascos Azules de la ONU.
Por esa razón se habían almacenado muchas armas y municiones en David. Al país habían llegado 250 toneladas de armas procedentes de Libia y que llegaron vía Cuba.
Sin embargo, la inteligencia gringa infiltró y penetró a sectores militares y civiles en Chiriquí y Panamá. Los planes de defensa se fueron al carajo y la Zona de Chiriquí se rindió sin disparar un tiro, alegó el ex miembro del G-2
Además, varios oficiales se plegaron al Comando Sur y desmontaron muchas partes del plan de resistencia como la desmovilización de las piezas de morteros de 120 mm con alcance de 13 kilómetros para lanzar ataques contra las bases norteamericanas en las riberas del Canal. También se desmontaron piezas de artillería de 75mm metidas en las montañas próximas a las instalaciones norteamericanas.
La fuente explicó que los Batallones de la Dignidad eran más bien una gran "Opsi": Operaciones Sicológicas, porque su poder de fuego y maniobra eran muy limitados.
También confirmó que debido a la crisis de finales de los 80, en el G-2 había presencia de la inteligencia cubana.
A juicio del informante, la invasión tuvo más que todo motivaciones geopolíticas de intereses de los Estados Unidos; hubo una combinación de factores e incluía pasarle una factura a las Fuerzas de Defensa, porque se alertó a Cuba de una operación encubierta que desde Panamá la DEA y la CIA pusieron en marcha, donde se comprometía a oficiales cubanos con el narcotráfico y que luego degeneró en el fusilamiento de varios de éstos.
El ex G-2 confirmó, además, que desde antes de la invasión, la Brigada de Inteligencia 470 reclutó muchos oficiales.
Respecto a versiones sobre la existencia de fosas comunes con víctimas de la invasión, la fuente descartó esa posibilidad y más bien cree que fueron lanzados al mar.
Además, reveló que Noriega, en efecto, había llegado a un acuerdo inicial con EE.UU. negociado en mayo de 1988 por Rómulo Escobar Bethancourt con Michael Kozak, que incluía el retiro de los cargos por narcotráfico, su renuncia como jefe de las Fuerzas de Defensa y su salida de Panamá, pero afirmó que el Consejo Estratégico Militar no tuvo nada que ver con el rechazo del trato. Todo indica que sus contactos de la CIA no le habían dado el "go".