Después de una comilona, nada como afrontar la siguiente comida de forma depurativa, para que tu estómago pueda tomarse un respiro. No te preocupes si no contiene mucha sustancia, seguramente te habrás provisto de proteínas y grasas para un mes.
Ingiere poca cantidad de comida. Además, debe ser ligera y suave.
Los caldos vegetales pueden ser tu gran aliado. Son diuréticos y ricos en potasio.
Otras opciones son los purés, el arroz, el pescado cocido y la fruta. La piña es digestiva, la uva depura y la naranja te aporta la vitamina C que necesitas.
Olvídate de las grasas y de la sal, además de los asados o fritos. Nada mejor que la cocina al vapor.
Aceite de oliva sí, en su justa medida. Ayudará a tu intestino a trabajar.
No deben faltar los yogures u otros lácteos. Complementarán tu dieta en estos días tan delicados, a la vez que renuevan tu flora intestinal.
Parece un menú de hospital... y realmente lo es. En cierto modo tu estómago está enfermo y necesita recuperarse con una dieta blanda y ligera.