La mayoría de las personas en la ciudad de Aguadulce que conocían a Hugo Ojara, estaban lejos de pensar las realidades crudas por las que pasaba este joven, pero como toda historia tiene su final feliz.
Nos cuenta Ojara que nació en la República de Chile, vino a Panamá a los seis años acompañado de su abuela paterna, con el pretexto de que su padre que radicaba en este país lo quería conocer, una vez conocido a su padre no vio más la oportunidad de regresar a su país de origen, nunca vio nuevamente a su madre, y al ir creciendo su abuela le contaba que lo hizo porque su madre quien era muy joven se lo pidió, aduciendo que la situación en esos momentos era tan critica en ese país, que no existían recursos para su manutención.
En el año de 1999 su abuela lo abandonó, se fue para España donde una tía que el no conoce, nunca supo de ella.
Desde ese entonces su vida cambio totalmente, los vínculos con su padre no eran lo que él esperaba, el cariño de la familia le fue truncado de raíz, y en ese momento tuvo que deambular por las calles de Aguadulce buscando un hogar donde pasar las frías noches. Los que lo conocían jamás le dieron la espalda, por el contrario le ofrecieron cobijo, alimentos y cariño.
Señala Ojara que tuvo que camaronear para continuar con su manutención y estudios, logrando graduarse de Técnico en Electrónica en El Instituto Profesional Técnico e Industrial de Aguadulce.
Luego de solicitarle a su padre, logró contactarse con su madre, ese día para él fue la experiencia más emocionante de su vida, no lo creía, de sus ojos brotaban lágrimas, pero de alegría.
Finalmente la historia de su vida no era nada parecido con lo que le había contado su abuela paterna, según su madre la verdadera historia es que a él lo sacaron de su país, sin el consentimiento de su madre y demás familiares, inclusive se creyó que fue raptado y se desconocía su paradero. Después de 20 años, mediante gestiones de la periodista Lucy Molinar y Noticias a.m. se logró el encuentro con su madre.