La organización Amnistía Internacional (AI) ha denunciado repetídamente el incremento de las agresiones a mujeres en los hogares.
El hogar no es un refugio, sino un lugar de pesadilla para innumerables mujeres. Todos los días y en todos los países del mundo, las mujeres y las niñas son víctimas de agresiones y abusos sexuales a manos de esposos, padres y otros familiares.
Para AI, la violencia contra las mujeres en el ámbito familiar es la principal causa de muerte y discapacidad entre las mujeres europeas de 16 a 44 años de edad, y provoca más muertes y problemas de salud que el cáncer o los accidentes de tráfico.
El gobierno ruso estima que 14.000 mujeres encontraron la muerte a manos de familiares en 1999, a pesar de lo cual en el país no hay ninguna ley que se ocupe específicamente de la violencia en el ámbito familiar.
En Sudáfrica se dispara más contra mujeres en actos de violencia en el ámbito familiar que en el contexto de agresiones de desconocidos en la calle o de asaltos a domicilios.
La violencia contra las mujeres en el ámbito familiar, casi siempre es considerada un asunto privado y las autoridades no la tratan como delito. Sin embargo, todos los gobiernos son responsables de proteger a sus ciudadanos de los abusos, ya sean estos cometidos por funcionarios como por particulares (o “agentes no estatales”).
Si un Estado no impide, investiga o castiga los actos de violencia contra las mujeres con la diligencia necesaria, es también responsable de los abusos.