Hay personas inconscientes que no respetan la propiedad pública y por el contrario, la destruyen. Este es el caso de los que utilizan las piscinas públicas para bañarse, sin importarles el daño que puedan causarles a las mismas.
Las estructuras públicas son financiadas con los fondos que aportamos todos los panameños a través de nuestros impuestos y no es justo que haya personas que las destruyan.
Los fondos que se destinan a reparar las estructuras instaladas en los espacios públicos que son destruidas por estos inconscientes, podrían ser utilizados para suplir necesidades de salud, educación o seguridad.