La incertidumbre política marcó las que pueden ser las últimas horas del gobierno del primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, quien hoy se somete a dos mociones de censura y una de confianza ante las que todas las posibilidades quedan abiertas.
En un intento de tender una última mano a los grupos moderados y, sobre todo, a los seguidores de su ex aliado Gianfranco Fini, Berlusconi ofreció un último pacto para permitir al Ejecutivo terminar la legislatura en 2013, algo que viene siendo cada vez más improbable.
Exactamente con el mismo discurso, el Primer Ministro compareció a primera hora en el Senado, donde hoy se someterá a una cuestión de confianza, y luego se presentará en la Cámara de los Diputados, donde hoy también deberá afrontar dos mociones de censura en una única votación conjunta.
El mandatario ofreció un nuevo pacto de legislatura, abierto a todas aquellas fuerzas políticas italianas que se reconozcan en el seno del Partido Popular Europeo (PPE), en especial al grupo Futuro y Libertad para Italia (FLI), escindido de su partido tras la expulsión en julio pasado del cofundador, Fini.
"Por mi parte, considero que es mi responsabilidad no dejar de lado ninguna posibilidad de diálogo con la oposición y que es mi responsabilidad recomponer la unidad y la alianza de todas las fuerzas moderadas que estuvieron en el origen de nuestro compromiso", dijo Berlusconi.
El primer ministro volvió a apelar a la responsabilidad de los partidos políticos para no hacer caer a su gobierno y abrir una "crisis del vacío" ante la actual coyuntura económica internacional, pero su actitud conciliadora no encontró respuesta en ninguno de los partidos de la oposición, ya sea de uno u otro signo político.
Por ello, tras la primera comparecencia de Berlusconi, los movimientos entre los partidos políticos se sucedieron en los pasillos y salas del Parlamento italiano, donde lo que queda por saber ahora es si el gobierno conseguirá alcanzar la mayoría en la cámara baja, dado que en el Senado no está comprometida.