La comunidad de San Pablo y sus amigos le dieron ayer, miércoles, el último adiós a Luis González, de 40 años, quien murió a causa de las severas quemaduras cuando su casa se incendió la noche del viernes en la comunidad Loma Colorada.
Al llegar su cuerpo en el féretro a la iglesia Evangélica de San Pablo, su madre, Olga De Gracia, y su hija mayor, Estefany González, de 17 años, rompieron a llorar.
Nadie pudo ver el cuerpo de Luis, sólo un cuadro de su rostro en vida estaba encima del ataúd mientras el pastor de la iglesia daba palabras para reconfortar el alma de los familiares.
Sus tres hijas y su hijo estaban allí dándole el último adiós a su padre.
Su hija Estefany reconoció que ahora la vida será muy dura para ellos, porque quedaron sin nada material, y todo lo que su padre luchó por muchos años, quedó reducido en cenizas.
Esa tragedia ocurrió la media noche del viernes, cuando un voraz incendio en cuestiones de segundos consumió todo lo que tenía una familia ubicada en la comunidad de Loma Colorada, en la ciudad de David.
Luis estaba solo en la casa acostado en el sillón de la sala, porque no tienen energía eléctrica, y sus hijas estaban donde la abuela, pues esa noche decidieron quedarse allá.
La carretilla que por tanto tiempo le dio el sustento a ese chiricano, fue lo único que se salvó porque la tenía afuera de la casa. Pero todos los tanques de cargar la chicha y los implementos que utilizaba para su negocio, quedaron reducidos en cenizas, al igual que su cuerpo que no resistió las quemaduras.