El lema de la Caja de Ahorros (CA), "NO SE LO GASTE TODO", toma vigencia por muchas razones, sobre todo hoy, cuando las economías de los países más ricos del mundo se encuentran en plena recesión.
Al llegar el mes de diciembre, la población entra en un período de euforia y los gastos son a veces incontenibles. El espíritu de los ciudadanos es convulsionado por el deseo de comprar. Sin embargo, es tiempo de meditar sobre esta actitud que no está en consonancia con la realidad que vivimos.
Panamá es uno de los países del mundo que pudo sanear su economía y realizar una apertura exitosa que ha atraído la inversión extranjera, tan requerida por otros países de la región.
El pasado Día de las Madres, los gastos fueron exorbitantes, al punto que los cajeros automáticos entraron en colapso y la obtención de dinero a través de este sistema se convirtió en un verdadero problema.
Debemos tomar conciencia de lo que gastamos y meditar si ha sido necesario. Al acercarse la Navidad, las adquisiciones de juguetes, que al poco tiempo yacen inservibles en un rincón, elevan grandemente los gastos y ya es tiempo de que compremos mejor en lugar de comprar más.
También, para esta época, compramos aparatos para el hogar que en ocasiones no resisten el uso y repararlos resulta tan caro y engorroso que terminamos por abandonarlos.
En esa dirección, la CA ha creado un nuevo concepto para mantener un porcentaje de los recursos económicos, que se fundamenta en hacer buen uso de los servicios cotidianos, como el consumo de agua, luz y teléfono; esto, sin duda, motivará una formulación novedosa de la cultura del consumo.
Poco a poco, los panameños hemos aprendido a enfrentarnos a estas dispendiosas jornadas. Un ejemplo que se ha vuelto más frecuente es el ciudadano que revisa detenidamente los precios de los alimentos y las medicinas y no sólo los adultos, porque los niños también observan con cuidado lo que cuesta, aquello, comprado por sus padres.