Los agroquímicos son tóxicos que ponen en peligro constante las sociedades.
Existen dos grandes grupos de agroquímicos, los plaguicidas (pesticidas y herbicidas) empleados principalmente para matar hierbas, insectos y
o animales considerados dañinos para los cultivos y plantaciones y los fertilizantes y aditivos que son aplicados para maximizar los rendimientos de cosecha y mejorar su calidad.
Ambos grupos pueden contaminar suelos y aguas superficiales y subterráneas, causando también la intoxicación de seres vivos, incluido el hombre, ya que en el caso de los plaguicidas actúan por igual contra todos los seres vivos.
ALTERNATIVAS
Hoy la agricultura orgánica prescinde de agroquímicos, ya que se basa en el manejo ecológico de suelos y en la protección de la biodiversidad, así nacen diferentes estrategias y técnicas de manejo para que se adapten a cada situación en particular.
Las prácticas tradicionales como la rotación y la asociación de cultivos con la utilización de abonos orgánicos y autoproducción de semillas locales es otra de las grandes alternativas para evitar el uso de estos venenos.