miércoles 5 de diciembre de 2007

 

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DANZA EL CORPUS CHRISTI ES UNA EXPRESION DE LA RELIGIOSIDAD DE LOS PANAMEÑOS
Una escuela para diablitos
La familia Hernández Bethancourt, por años se ha tomado en serio una singular tarea: incluir a niños en las danzas folclóricas chorreranas.

Adiel Bonilla | Nuestra tierra, Crí­tica en Lí­nea

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La Danza del Gran Diablo de La Chorrera.

La Danza del Gran Diablo de La Chorrera, uno de los emblemas del rico folclor de este sector del paí­s, se relaciona más bien con una obra de teatro.

Los personajes (diablos enmascarados) danzan un ritual que representa la lucha de ultratumba entre el bien y el mal.

Por años, la tradición reservó esta danza para bailadores adultos. Era necesario memorizar los fieros argumentos del diálogo y tener la capacidad de dramatizar, además de gran resistencia fí­sica para completar las extensas jornadas de la celebración del Corpus Christi.

DIABLOS CHICOS
"Se tení­a en poco a los niños", comenta Carmen Bethancourt, quien recuerda con orgullo que fue en su casa donde surgió la iniciativa de preparar un elenco completo de bailadores infantiles. Así­, un 28 de febrero de 1989, sus niños representaban, por primera vez ante un público, el ritual completo de la Danza del Gran Diablo.

La propuesta serí­a aceptada incluso por sectores folclóricos conservadores. De hecho, actualmente existen varios conjuntos infantiles que preservan la popular danza chorrerana.

"Al menos 150 niños se han iniciado en esta tradición folclórica desde nuestra casa", dice Cecilio Hernández. Cuando hay interés, pareciera no haber impedimento de edad. Tal es el caso de uno de los nietos de don "Chilo", Agustí­n Pimentel Hernández, quien salió a las calles vestido de diablo con sólo 1 año y 4 meses de edad.

ARTESANOS
Todo se hace en casa: doña Carmen, a quien los niños del barrio llaman cariñosamente "la abuela de los diablos", se encarga de confeccionar los atuendos de coloridas telas, cascabeles y espejos; don Cecilio arma las bases de madera de los murriones, y su hijo, Rolando Hernández Bethancourt, es experto en confección de máscaras de diablo.

La labor artesanal de esta familia cuenta con varios reconocimientos en el ámbito nacional; ha sido también premiada en ferias internacionales en Nueva York, Houston y Canadá.

La artesana chorrerana asegura que "todo lo hacemos por amor al folclor y a los niños… yo siempre digo que para que siga la tradición de diablos grandes, debe haber diablos chicos".

 

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