La aceptación de esta donación y la contratación directa de la empresa chilena lo menos que producen son suspicacias. ¿Cómo es posible que el Estado panameño acepte que la empresa que está llamada a probar que su actividad no provocará daños al medio ambiente, pague el Estudio de Impacto Ambiental que determinará esta situación?
No dudamos de la seriedad de las empresas involucradas. Pero resulta muy peligroso y hasta ofensivo para los ciudadanos de este país que el propio Estado ponga a merced de empresas internacionales, cuyo fin primordial es lucrar con la explotación de los recursos naturales, el cuidado de nuestro medio ambiente.
Este es un mensaje equivocado a lo interno y externo. Somos los panameños los que tenemos que cuidar nuestra naturaleza, nadie vendrá de afuera a preocuparse por el futuro de este país, si nosotros mismos no lo hacemos.