Es imposible precisar la fecha exacta del inicio del uso de las cutarras por parte de nuestros campesinos, pero lo que sí sabemos es que por años se ha convertido en un elemento indispensable dentro de las actividades del campo e incluso en las fiestas de cada pueblo.
Son pocos los que en la actualidad saben confeccionar a perfección este elemento de nuestro traje típico no solo en la región de Azuero, sino en las diversas regiones de nuestro país, pues los campesinos han emigrado hacia las diferentes ciudades, dejando en las nuevas generaciones ese legado.
Para unas auténticas cutarras se debe esperar a que el cuero de la res se seque al sol por tres días, y luego se marca el pie en la suela para sacar la plantilla. Posteriormente se sacan las correas, mientras a la plantilla se le abren ojales para introducir las correas.
En busca de que las nuevas generaciones no pierdan ese sentido de la tradición se han mezclado dos corrientes tradicionales, las molas con la labor de las cutarras, creando hermosas piezas para todo tipo de personas.
Además de las presentaciones en los conjuntos folklóricos, las cutarras con diseños son llevadas a las playas, en días de campo o en actividades al aire libre.
Estos calzados se han convertido en una verdadera moda.