No puedo creer que todos los panameños estén anhelando jubilarse.
Luego de hablar con un grupo de mujeres que rotundamente se negó a un aumento de la edad de jubilación, decidí buscar otros testimonios.
Hablé con el Cholito Mesero del viejo café de Santana. Atareado como siempre, cuando le pregunté si aceptaría salvar al Seguro Social permitiendo el aumento de la edad de jubilación, se rió maliciosamente.
"Mire señor periodista, yo no pienso jubilarme aunque tenga la edad que quiera poner el Seguro Social", dijo muy serio.
¡Al fin había encontrado a un panameño dispuesto a sacrificar unos años de su jubilación para salvar al Seguro Social!
Contento, pregunté al famoso mesero las razones de su decisión. Mirándome como bicho raro explicó:
"Si me jubilo no podrá seguir recibiendo propina de mis parroquianos, lo que afectará mucho mi bolsillo", dijo.
Torcí la boca desilusionado. Me di cuenta que el mesero no quería jubilarse sencillamente por razones económicas. Parece que se dio cuenta de esto y añadió:
"Además, yo me divierto mucho escuchando los bochinches políticos en este café".
Me fui algo molesto porque sentí que me "había tomado el pelo" el atrevido mesero santanero.
En el Parque de los Aburridos o del Dominó encontré otros panameños que no les importaba si el Seguro Social subía la edad de jubilación.
El flaco "Cojinoa" rápidamente dijo que "pusieran la edad que quisieran de jubilación" que él la aceptaba sin refunfuñar.
Cosa parecida dijo su carnal "Tamboril", el gordo ex pescador de Puerto Caimito.
La gorda vendedora de hojaldres llamada "La Panga" se sumó al grupo de panameños que aceptarían un aumento de la edad de jubilación.
Pero "el gozo se me fue al pozo", como dicen Las Cuchillas de Azuero, cuando riéndome la "Panga" aclaró el asunto.
"Es que ninguno de nosotros tiene Seguro y por eso nos importa un rábano si aumentan la edad de jubilación..."
