domingo 25 de noviembre de 2007

 

S E C C I O N E S

EPASA EN LINEA

PANAMA AMERICA

DIAaDIA EN LINEA

REVISTA SIETE!


primera plana

portada

al cierre

nacional

política

opinión

el pueblo habla

la voz del interior

deportes

el mundo

viva

en la cocina

consultorio médico

sucesos


ediciones anteriores

buscador de noticias

clasificados EPASA

otros sitios de interés

CRITICA
 


  RELATOS Y REPORTAJES

añada este artículo a del.icio.us añada este artículo a yahoo añada este artículo a digg añada este artículo a favoriting añada este artículo a meneame añada este artículo a fresqui

Un diamante celestial
Director, pelotero, padre, hijo, hermano y amigo. Este es el adiós a una de las figuras más carismáticas de la pelota criolla. Entremos a ese mundo de diamantes, bates, cuevas, 9 entradas y una vida llena de recuerdos. Este es Carlos Heron.

Alonso Solís ([email protected]) | Crítica en Línea

haga click para ampliar la imagen

Karl Heron.

La sonrisa de Prudencia Estela giraba en torno a aquel chico. Era la mitad de la década del 50 y en la tercera base del Juan Demóstenes Arosemena estaba el pelotero que le robó en ese instante, y para siempre, su atención y algo más.

Era un pelotero ágil, veloz y sagaz. El histórico Juan Demóstenes se vestía de emociones abrazadas en esta historia de pelota y amor.

Allí estaba Karl Heron. Y aquella chica que se llenó de ilusiones y esperó su oportunidad para conocerlo. Ella, vivía en Calidonia, y asistía al coliseo con regularidad, ahora más que nunca, tenía una razón con nombre y apellido.

Luego de conocerse nuestro personaje principal, empezó a frecuentar constantemente Calidonia, específicamente la calle donde residía Estela. Él la miraba fijo, eso a ella la dejó llena de ilusiones.

Luego pasó algo que a Estela la impactó. Un día Karl, mirando sus ojos, y con su acento tan característico, le dijo: quiero que tú seas la madre de mis hijos.

Ella, impactada, dijo un sí que duraría hasta la eternidad. Luego en los ajetreos de la vida de pelotero, viajando hacia Estados Unidos y Canadá, Estela y Karl tuvieron un noviazgo de 6 años, de esos que ya casi no existen.

"Lo veía de tiempo en tiempo. Yo esperaba que estuviera en Panamá. Fue un lindo noviazgo. Luego nos casamos y duramos 44 años como pareja", explica aquella novia eterna, mientras sus ojos se trasladan al pasado, su mirada penetra la pureza del ayer y atiende a Crítica en su hogar, junto a sus hijos.

Luego de este salto cuántico regresemos al presente. Ya nuestro personaje principal, Karl Heron, se ha ido al más allá, dejando un hermoso rastro de historia plasmado en las vitrinas de la patria.

Entremos con respeto a este hogar, donde su familia extraña a Karl, pues sólo ellos pueden comprender lo que sienten.

La mesa del hogar está repleta de fotografías, todas valiosas. En ellas se plasman recuerdos y anécdotas que no se pueden publicar, jamás... éstas sólo se pueden llevar en el corazón de los que más quieren a "Chico" Heron.

COMO PROFESIONAL
Karl "Chico" Heron jugó pelota profesional en la década del 50. En Clase A en el Florida State League, luego Doble A y finalmente Triple A con el equipo de Tacoma, en la Liga de la Costa del Pacífico.

Jugó al lado de Juan Marichall (Salón de la Fama), Bobby Prescott y Mateo Alou, todos grandes ligas. En Panamá perteneció a la pelota profesional, siendo su fuerte el bateo.

También perteneció a la Liga Canadiense de Béisbol, donde fue jugador y técnico a final de la década del 60.

Como técnico en Panamá fue campeón con Chiriquí en 1978 y 79, donde alcanzó los primeros títulos para esta provincia. En 1997 fue campeón con Herrera.

Dirigió en Los Santos, Bocas del Toro, Panamá Metro, Panamá Oeste y Colón.

Con la selección nacional logró la primera victoria en la historia sobre Cuba, en 1982, y la medalla de bronce en el Mundial de Holanda en el 2005.

En 1999 ganó un torneo Panamericano de Béisbol. También destacó como "Scout" de Grandes Ligas con los Reales de Kansas City, Yankees de Nueva York y Cardenales de San Luis (20 años de su vida en estas labores).

Logró firmar a peloteros como Mariano Rivera, Rubén Rivera, Ramiro Mendoza, entre otros. En fin, un currículum extenso que sólo podría nacer de un hombre que ama el béisbol.

PADRE Y ESPOSO
Karl Heron era un hombre comprometido con la familia. Tenía 15 años perteneciendo a la Iglesia Bautista y practicaba la fe en Dios y Jesús.

"Su amor era el béisbol. Desde que despertaba, hasta que se acostaba consumía béisbol. Ese era su amor, no había otro tema", destaca su esposa Estela.

"Se levantaba en la mañana, llegaba al medio, escuchaba a Víctor Raúl. Almorzaba, conversaba conmigo. Atendía a sus hijos. Así vivía Chico. A los peloteros que firmaba los trataba como si fueran sus hijos", acota una nostálgica esposa.

Para su hijo Carlos Heron, no había más nada que la pelota, eso era lo que movía a su padre. "Le gustaba ver los juegos, ir al estadio, siempre, esa era su vida. De niño nos llevaba con él. Era un hombre muy apegado a Dios", acota su hijo.

AQUEL HERMOSO ESTADIO
Para Plinio Castillo, otro hombre de pelota, Chico era un consagrado amigo del esfuerzo y la disciplina deportiva.

"A Chico le gustaba llegar temprano, entrenar a los peloteros. Yo era el administrador del Juan Demóstenes Arosemena. Allí conviví hermosos momentos con este caballero del béisbol", destaca Castillo.

"Chico acudía diariamente. Allí siempre estaba Anatole Comas, un gran amigo fallecido. Y Chico molestaba a Anatole hablando mal de Metro, algo que no soportaba Anatole. Esto lo hacía para molestar y Anatole se disgustaba y le contestaba: el mejor técnico que ha tenido Panamá es Chico Salmon. Y todo quedaba entre amigos", recordaba Castillo.

"Chico era un hombre de pelota. Se movió en la espiritualidad y eso lo compartía con todos. Era un hombre humilde. Le molestaba la indisciplina", destaca.

"Se sentaba en el dogaut y observaba el estadio, parecía que estaba enamorado. Fue un hombre que siempre supo mantener la distancia con los dirigentes. Él era el técnico de la selección y los dirigentes atendían su parte, así era", agrega la fuente.

LOS RECUERDOS
Aníbal Reluz, uno de sus más fieles pupilos, lo recuerda como un técnico que tenía carácter. "Cuando perdíamos, Chico no cenaba. No ponía música en el bus. Cuando ganaba, nos llamaba a una reunión y luego, uno a uno, nos decía lo bueno. Era un motivador", destacó.

"Nos decía que lo hiciéramos por el país, o por la provincia. Le daba oportunidad a todos. Era como un padre", agrega Reluz.

ADIOS VIEJO AMIGO
Aquella canción dice: "Que nadie grite, que nadie llore de sentimiento, si aquel amigo sólo se ha ido al descanso eterno. Nadie se atreva a llorar, dejen que ría el silencio".

Muchos hoy lo extrañan, pero Chico se ha ido dejando muchos recuerdos y mientras sus familiares y seres queridos lo tengan vivo en su memoria y en su corazón, Heron jamás habrá muerto, pues allí, se vive para siempre. Descansa en paz enamorado del béisbol, porque en el cielo también hay diamantes.

 

    TITULARES

haga click para ampliar la imagen
Hasta luego Chico Heron

linea
linea gris
 

   copyright © 1995-2007, CRITICA EN LINEA
todos los derechos reservados