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La Soledad

Rómulo Emiliani | Monseñor

Dios no quiere que Viva, Crítica en Líneamos solos; más bien quiere que estemos en comunión, mantengamos una relación profunda con los otros seres humanos y juntos caminemos hacia nuestra meta: EL REINO DE LOS CIELOS.

La soledad viene cuando el ser humano se encierra en sí mismo dándose tanta importancia que se olvida de interesarse por los demás; cuando le ha hecho tanto daño a otros seres haciéndolos sufrir hasta romper vínculos profundos afectivos y emocionales de amor y también cuando el complejo de inferioridad es tan grande que hace pensar a la persona que no tiene nada que ofrecer a otros, que nadie lo necesita y, por lo tanto, lo único que puede hacer es vegetar hasta que venga la muerte.

Todos necesitamos momentos de soledad para madurar, crecer profundamente y, permaneciendo en silencio, adentrarnos en el misterio del amor de Dios. En la medida en que una persona sea capaz de enfrentar momentos de soledad consigo misma, más madura es. No nos referimos a esa soledad, sino a la soledad como enfermedad del alma, esa que experimenta una persona que se va quedando sin vínculos de ninguna clase, convirtiéndose en una isla.

Ahora bien, es verdad que en nuestro interior todos y cada uno de nosotros estamos solos, pues somos entes aislados, irrepetibles e individuales; es una soledad profunda existencial, una zona del ser donde nadie puede entrar, sólo Dios. Siempre habrá algo que no se podrá comunicar a nadie, porque no podrían entendernos. Pero muy diferente es la soledad a la cual nos referimos y que manifiesta aquella persona que dice: Me siento solo, nadie me quiere, no sé para qué estoy viviendo, etc. Hay que salir rápidamente de esta soledad, porque Dios nos hizo para ser seres comunicativos.

Es necesario superar esos poderosos dictados del gran YO que pide preocuparse sólo por uno mismo, encerrarnos en nuestros problemas y darle vueltas y más vueltas a la situaciones conflictivas. Este egoísmo - el estar centrado en su propio yo - es una grave enfermedad, pero puede aliviarse y hasta curarse por completo.



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