Ya son varias las veces que el vendedor Edgar Saldaña se ha tenido que quedar esperando del otro lado de uno de los ríos, que comunica el distrito de San Lorenzo con las comunidades indígenas a su regreso de la comarca, por el gran peligro que representaría su paso por el poderoso afluente que sólo cuenta con un zarzo de hierro.
El vehículo que él utiliza para cargar las pacas de arroz, frijoles, enlatados, salsas, pastas, leche y demás por obligación es a doble tracción con un vagón modificado y llantas especiales que resistan el ajetreo que significa conducir por estas áreas.
A este mismo carro tuvo que hacerle varios arreglos mecánicos, luego que una fuerte corriente de agua lo arrastrara hace algún tiempo, mientras trataba de cruzar uno de los ríos del lugar.
"Ya tengo más de 12 años viajando para la comarca a vender mercancía y realmente es algo muy difícil en el invierno, por los caminos malos y uno tiene que andar rápido y prácticamente salir huyendo antes que llueva porque sino hay que quedarse por allá" comentó.
Evangelista Medianero, una dependiente de la única abarrotería que hay en la comunidad de Camarón Arriba, distrito de Besikó, explicó que la mayoría de los carros dedicados a vender mercancía suben hasta el lugar cada ocho días.
Sin embargo, recuerda que en muchas ocasiones se han quedado sin los víveres por algún contratiempo que han tenido los vendedores o los fuertes aguaceros que caen sobre estas comunidades.
Cuando esto ocurre, comenta que se organizan entre varios con algunos caballos o a veces a pie para que viajen hasta el lugar más cercano donde venden comida y cargarla hasta este sitio.
Sólo en este sector, entrando por la comunidad de San Juan, distrito de San Lorenzo en Chiriquí, se ubican las comunidades de Secuara, Cieneguita, Quebrada de Hacha, Lajero, Palma, Escobal, Camarón Arriba, Uyama, entre otras.
Hasta Quebrada de Hacha hay un camino aceptable sin mayores problemas para cualquier vehículo, incluso de tracción sencilla, sin embargo, los problemas de desplazamiento inician desde allí.
El camino se torna pedregoso antes de llegar al primero de los ríos, haciéndose cada vez más lodoso y quebrado en el transcurso del ascenso de cualquier vehículo que pueda entrar a esta zona.
Los vehículos que transportan mercancía seca, o cualquier otro tipo de carga, según la demanda de sus clientes, tienen que avanzar lentamente por el peso que llevan, a través de los chocolatosos caminos.
Sumado a la espera, los residentes en la comarca tienen que pagar un poco más por la mayoría de los productos, debido a la dificultad y gastos que tienen que hacer los vendedores que suben hasta allá.