El furor actual en el uso de redes sociales evidencia cierta intrusión en la vida privada de una persona, y también en la de su pareja.
Por eso, es necesario regular la exposición de tu vida privada. La línea entre lo público y lo privado se ha vuelto cada vez más delgada. Si eres de esas personas que narra todo lo que le sucede dentro del espacio privado, abriendo las puertas de tu intimidad a todos sus conocidos incluyendo a tu pareja, ten cuidado. Un alto nivel de exposición será contraproducente para el vínculo. Respeta tu intimidad y concilia el modo de conducirte entre lo público y lo privado.
Evita que la red social se convierta en un alimento para los celos. Los celos y el amor, aunque sea en diferentes graduaciones, suelen caminar de la mano. Si los celos son un problema, las redes sociales pueden convertirse en un provocador, convirtiendo tu relación en una tortura. No dejes que ello te ocurra. Manéjate con prudencia con los reencuentros virtuales de antiguas parejas o con la aceptación de contactos desconocidos del sexo opuesto.
En esta "globalización en las relaciones amorosas" en la cual nos encontramos inmersos, no olvides que "a las palabras se las lleva el viento", pero en Internet todo lo que escribas, allí estará.