Una persona que está bien cerquita de la muerte preguntó una vez que si uno debe dejarse vencer o buscar la manera de estar bien con Dios. Por su puesto que este hombre debe elegir la segunda opción y no es por el interés de obtener un milagro que lo salve, sino que lo lleve a la vida eterna.
Miles de panameños están pasando por malos momentos. A algunos de seguro los han llamado para decirles que son portadores del VIH, a otros que tienen cáncer, mientras que otras personas sufren los embates que deja la picada de un simple mosquito que produce el dengue clásico. La gente se siente morir y quieren dejarlo todo allí. Muchos se quedan de brazos cruzados esperando que la muerte le llame.
En realidad si está pasando por este mal pasaje en su vida, permítame aclararle que simplemente Dios le ha enviado una prueba de fe. ¿Ha leído el libro de Job en la Biblia? Si no lo ha hecho, permítame resumirle lo siguiente: En este libro se narra la historia de este hombre llamado Job. Él era un hombre perfecto, recto, temeroso de Dios y apartado del mal. A pesar de confiar mucho en Dios, un día lo perdió todo (sus hijos y sus pertenencias) y, como si fuera poco, cayó enfermo con la peor sarna que se haya conocido en el planeta y que lo mantenía peor que a esos perros que ha visto por los basureros de su comunidad.
Un hombre así nunca dejó de creer en su Dios. Sabía que era una prueba de amor y la pasó porque nunca renegó del Altísimo.
Por soportar la prueba, como recompensa, Dios multiplicó dos veces lo que un día tuvo.
Así, como este hombre, todos los que creemos en Dios debemos descansar en los hombros de Jesús. Sólo Él podrá librarnos del mal. Además, recuerde que el poder de Dios se perfecciona en la debilidad, esto quiere decir que mientras más glorifiquemos al Señor en pruebas como estas, más alcanzaremos su misericordia y nos regalará vida eterna.
