Aunque el presidente George Bush no aterrizó en algunos aspectos durante su visita a Panamá, el aspecto más trascendental quizás fue sus alabanzas al proyecto de ampliación de la vía acuática y la intención de cerrar pronto las negociaciones de un Tratado de Libre Comercio con nuestro país, que ya registran un avance del 95%, pero permanece estancado en torno a ocho productos agropecuarios y las licitaciones en torno al Canal.
Para el presidente de la mayor potencia del mundo, es sensato que Panamá se plantee modernizar el Canal, un proyecto que incluiría la construcción de un tercer juego de esclusas para permitir el paso de los grandes barcos Post Panamax, obra cuyo costo se estima entre 5,000 y 8,000 millones de balboas.
El presidente visitante recurrió a la diplomacia, cuando se le interrogó sobre el tema de las más de 3,000 hectáreas de terrenos contaminados por explosivos que dejaron abandonados en las áreas revertidas los soldados del Comando Sur.
Hay desacuerdos sobre el tema, pero se puede seguir buscando una solución, porque somos países amigos, expresó Bush, para sortear un tema espinoso y del cual ya antes altos funcionarios de su gobierno han declarado como un caso cerrado.
La visita de 20 horas de Bush fue muy diferente a la realizada en 1992 por su padre.
Esta vez, el PRD, el partido que hace 13 años encabezó las protestas contra el entonces mandatario norteamericano, está en el poder.
Las manifestaciones de rechazo fueron lideradas por el sector de la izquierda panameña aglutinada en FRENADESSO y por los residentes de El Chorrillo, que reclaman indemnizaciones por la invasión del 20 de diciembre de 1989.