Hay gente fresca en este mundo. En Panamá le llaman pechugones a los que no quieren trabajar y comen gratis sin sudar el lomo, pero ¿cómo le llamaría usted a esas parejas que se las arreglan para ir a bailar o ir al cine y dejan tirados a sus hijos donde sus suegros, o sea, donde los abuelos de los niños?
Quisiera inventar un nombre en estos momentos, pero, en esta ocasión, llamémosle "vivarachos". Sí…qué otro nombre podrían tener este tipo de personas que se jactan de ser lo que mejor crían a sus hijos, pero acuden a casa de sus familiares con la única intención de buscar ayuda gratis para salir como en los mejores tiempos del noviazgo aquel.
Estimado amigo, sabemos muy bien lo que experimenta cuando quiere salir con su esposa y siente que no puede hacerlo, porque ahora ya son más de dos en la casa.
El ser humano debe ser organizado y comprender que las cosas cambian y las responsabilidades también.
La abuela de una persona comentó una vez que "cuando uno se enamora es el mismo diablo". Ella quiso decir que uno no piensa en más nada que en la otra persona. Eso es un amor de primavera, sin embargo, esa pareja debe entender que el amor tiene cuatro estaciones con sus actividades climatológicas que atender; es decir, hay amor, vienen los hijos y toda la responsabilidad que ello conlleva y todo los demás. ¿Qué es todo lo demás? Amigo, no sea tonto, usted sabe que todo lo demás son los huracanes entre las parejas, esas diferencias que hay en los hombres, esas cosas donde para poder ponerse de acuerdo alguien tiene que ceder. Claro, de eso hablamos.
Usted debe estar preparado para todo. Una vez se casa, entienda por el amor que nos tiene Dios, que no podemos molestar a cada rato a nuestros padres para que nos cuiden a los pelaos. Ya nuestros padres tuvieron su turno de criarnos, así que ahora nos toca criar a los nuestros.