Un individuo que no da se va amargando, se va frustrando, aunque llegue a tener mucho en la vida; se convierte en una persona infeliz. Podrá estar rodeado de riquezas, pero si se vuelve egocéntrico y no se da a los demás, nunca podrá ser feliz. Uno es más feliz mientras más se parece a Dios, quien se dio totalmente.
Una persona, tarde o temprano, tendrá que dar cuenta a Dios de cómo desarrolló e invirtió sus talentos. ¿Qué hizo del tiempo de su vida y qué hizo con sus bienes materiales y espirituales? Y en el juicio final, se nos juzgará por lo que dimos y compartimos. Por lo tanto, es muy importante la manera como empleamos los dones de la vida.
Cuando la llamarada de nuestra existencia comience a apagarse, deberíamos tener la satisfacción de contemplar en nuestro pasado una vida de generosas contribuciones a la humanidad, cada uno de acuerdo a lo que ha tenido. Esta es la más grande de las alegrías que un ser humano puede experimentar. Y que cuando partamos de este mundo no nos recuerden por lo que poseímos, sino por lo que dimos. Para ser más grandes a los ojos de Dios, debemos darnos sin medida y no esperar a morir sin haber compartido, porque se habrá perdido el gozo que se experimenta al dar.
A fin de que usted crezca y madure, es necesario que dé ahora. No diga que todavía no tiene suficiente para compartir; no diga eso. Encuentre algo que compartir. Dé su tiempo, que el tiempo es muy valioso. Dé las habilidades que tenga, ayude a los demás con sus consejos, su sabiduría, escuchándolos, transmitiéndoles sus experiencias en cualquier campo profesional o técnico.
Sea bueno, generoso, dé lo que tenga. Usted es más rico de lo que cree. Quizás sea rico en alegría, en entusiasmo y en fe. Descubra sus riquezas internas y cuáles bienes materiales posee, comparta todo lo que tiene, ábrase a los demás.
En este caminar por la vida, dé a los demás esa alegría, ese entusiasmo y esa fe que usted tiene; hará felices a quienes lo rodean y el experimentar la felicidad de los demás será su recompensa, se convertirá en su propia felicidad. Así es, porque así lo dice el Señor.
No se olvide: busque a Dios, viva en Dios que ¡CON DIOS, USTED ES INVENCIBLE!