Se trata de un caso insólito. Y eso que en Panamá han asesinado, derrocado y hasta nombrado Presidente con fraudes y de a dedo, pero a ninguno le habían espetado en su cara que usaba pantalones cortos. Se rompe una tradición de respeto de un siglo entero y es menester saber qué quiso decirle el ex presidente al Excelentísimo Presidente de la República. Niños y adolescentes generalmente usan los pantaloncitos cortos arriba de las rodillas pero dudo, que algún cristiano haya visto al señor mandatario con las canillas al aire.
Ponerse los pantalones largos, significa convertirse en adulto. Adulto, según el Larousse ilustrado, viene del latín adultus: - Crecido y llegado a su mejor desarrollo -. ¿Le habrá querido decir niño?. Me supongo una equivocación de lenguaje, basándome en que algunas gentes con títulos no entienden el español muy bien, anuncian llantas de poco uso queriendo decir poco usadas y “Haburguesas esquisitas” en vez de exquisitas. Pueda que haya querido decir: “amárrese los pantalones”. Pero usar los pantalones muy apretados trae infortunio.
Se teme mucho que el gobierno esté ¡“salao”!...Que estemos ante un verdadero arcángel del desastre que si se aprieta más el cincho como le pide su enérgico copartidario, que Dios nos tope confesados. Con el aterrador sino gubernamental vigente las desgracias futuras superarían a: Los ahogados en Prados, las crisis de seguridad, salud y transporte. A niños y adultos fulminados por rayos, muertes pandilleras, narcotráfico galopante, la renuncia de Cortizo cuando se negó a comprometer la salud del país, ministros y funcionarios negligentes y caraduras, masivo envenenamiento del Seguro, gente que no sale a votar y ciudadanos temerosos a calcinarse en los buses.
Yo no creo mucho en agüeros, pero con esta tenebrosa estrella del gobierno, me rasco la cabeza y me pregunto, de dónde habrá sacado tan mala espalda nuestro señor Presidente.