En la relación de pareja no todo se debe basar en el simple coito, hay que buscar siempre un rico preámbulo.
A veces, sin pensarlo, damos ciertas caricias a las parejas que hacen que poco a poco la pasión vaya creciendo. Sin darnos cuenta, el cabello, las orejas, el cuello, los labios, el pecho, y otras partes del cuerpo, resultan sensibles al tacto de los dedos, pero es allí donde entra en juego la imaginación.
Es muy importante aprender a acariciarse y a dejarse acariciar; no se debe concentrar únicamente en las zonas erógenas comunes, esas que tal vez te lleven directo al acto sexual.
Sin importar si eres hombre o mujer, debes tener presente que el cabello, al ser acariciado, produce una sensación relajante, que resulta placentera, claro, solo si lo haces con delicadeza.
Y qué decir de la orejas, las que con sentir un simple roce, aumentan la sensibilidad durante la excitación sexual, pero también como prólogo, resultan muy sensibles a la estimulación oral.
Por otro lado, aunque le parezca poco creíble, un beso en los ojos pueden significar algo realmente excitante, aparte de que añade sensibilidad.
No podemos dejar de mencionar lo que producen las caricias en la boca y lengua, pues un toque sensual con los dedos permite un juego activo con las diferentes zonas del cuerpo.
¡Ah!, y qué decir de la cintura y cadera, las que acariciadas con sutileza, pueden llevar a la pasión intensa..
Claro, la espalda es el mejor receptor antes del sexo, pues el simple roce de unos labios, pueden simular un estimulante masaje.
Y bueno, las zonas más sensibles son aquellas que siempre son tanteadas durante la entrega sexual.