Un ladrón no pudo salirse con la suya. En un poblado de Arraiján personas de la comunidad le dieron una golpiza. Casi lo linchan. Uno de esos moradores "vigilantes" dijo a la televisión "que si hubiera tenido su "rula" (machete) le hubiera dado... "Este no es el único caso donde la comunidad se "toma la justicia por su propia mano".
El fenómeno no solamente ocurre en Panamá. En pueblos muy humildes de Sur América se han dado casos donde mataron a los delincuentes (linchamiento).
¿Por qué ocurre esto?
Porque en primer lugar la gente está cansada de ser víctima de la maleantería.
En segundo lugar, porque al no existir autoridades en el momento, la justicia tiene que ejercerla "el pueblo".
Lo malo de esta situación es que puede dar lugar a lamentables errores.
Se puede comprender la actitud de esos panameños.
Las autoridades no respaldan los linchamientos, pero me temo que aumentarán con los meses.
Aquí se organizaron varias comunidades en lo que llamaron "Vecinos Vigilantes".
Los vecinos se comprometían a observar cualquier movimiento sospechoso en las casas cercanas.
Incluso se daba un "pito" para que hicieran ruido para ahuyentar a los delincuentes.
Pienso que este programa debe extenderse a muchos barrios.
Hay que orientar la actividad para evitar errores. A veces "las apariencias engañan". No sería de extrañar que un inocente sea golpeado por vecinos.
La situación merece mayor atención por parte de las autoridades. Cuando surgen estos "vigilantes" es que la gente no confía en la justicia formal.
Recuerdo años atrás cuando un hombre cansado de abusos en el Metro de Nueva York mató a balazos a un maleante.
Hubo una situación delicada. Si quedaba sin castigo sería mal ejemplo. La gente mataría por cualquier motivo a los supuestos maleantes. Al final, hubo una sanción no recuerdo de qué tipo. Nunca fue a la cárcel.
La falta de justicia puede llevar también a la venganza.
Hace poco en Bolivia, un ex juez militar Jorge Arteaga Maldonado mató de ocho disparos al asesino de su hijo. Le habían rebajado la pena de dieciocho a diez años, pero lo soltaron a los dos años.
No permitamos que esas lamentables situaciones ocurran aquí.
¡Ojalá, que en el país siempre haya justicia...!