No hay peor enemiga que la pobreza. Y es que bajo esta realidad la viven cientos de personas. Las Naciones Unidas, a través del Fondo para la Alimentación y la Agricultura FAO, estableció, que es la pobreza y la ignorancia de nuestros campesinos las mayor causante de las muertes por intoxicación con plaguicidas.
El informe indica que los usuarios de los plaguicidas la mayoría de los casos son adolescentes, que no tienen equipo de protección, como guantes y máscaras, y no reciben capacitación.
COMERCIALIZACION INADECUADA
En muchos países en desarrollo, la comercialización y la venta de plaguicidas no suele estar reglamentada o es ilegal. Se venden en puestos al aire libre, fórmulas con etiquetas que no revelan el contenido real o sin etiqueta, incluso soluciones caseras envasadas en botellas de refrescos. Los bajos precios de venta al menudeo promueven la utilización de plaguicidas, pero la falta de una legislación y los escasos mecanismos adecuada para imponer su cumplimiento no contribuye a combatir los peligros que representan estas sustancias.
REDUCIR LOS RIESGOS AL MINIMO
Para reducir las intoxicaciones por plaguicidas, la FAO, insta:
Reducir y eliminar las posible vías de contacto para los niños en el hogar y el trabajo;
Mantener los plaguicidas fuera del alcance de los niños y almacenar las sustancias tóxicas en recipientes seguros con etiquetas y tapas que no puedan abrirse con facilidad;
Reducir la aplicación de plaguicidas agrícolas a través del manejo integrado de plagas (MIP);
Capacitar al personal de salud para reconocer y tratar la intoxicación por plaguicidas;
Capacitar a las personas para que utilicen con cuidado los plaguicidas y sepan evitar el contacto con los mismos.