Los médicos de familia constatan los beneficios de la actividad física en la Tercera Edad para reducir los riesgos de patologías físicas y de demencias.
Caminar todos los días de forma regular durante media hora mejora la calidad de vida y reduce la dependencia en los ancianos, incrementando el colesterol bueno y también a reducir el malo, reduce el riesgo de sufrir un infarto y las cifras de tensión arterial.
Se ha puesto de manifiesto que el médico de familia dedica gran parte de su tiempo al paciente mayor, que además motiva más del 90% de las visitas a domicilio que realizan los facultativos de cabecera. Igualmente, se han demostrado beneficios en la esfera psíquica, ya que caminar de forma regular reduce la ansiedad, el riesgo de depresión, la aparición de insomnio y retrasa la aparición de la diabetes. Pero se ha constatado que sería un error que recomendaran a los pacientes que hagan deporte sin antes conocer su estado de salud.