He puesto tanto empeño en todos los actos de mis avatares personales, señalando con el dedo índice admonitorio la recta dirección que debemos tomar para evitar los empalagosos estorbos presentados, en los que la imaginación da la espalda al propósito lógico.
Provocativo mensaje lanzado sobre el regazo receptivo que, en nuestro caso, cuadra con el pensamiento del hombre promedio que nos proponemos a orientar. Coaccionado por un resumen de fenómenos enfermizos materializados que les impiden cesar con extendida tranquilidad inofensiva. Espeluznantes empujes irresistibles mueven las masas humanas aupadas del consejo nefasto de una tasa demográfica en severa carrera, desquiciada de todo objetivo saludable.
Este no es un juego en el que dejamos correr el entusiasmo y el ímpetu irreflexivo, dando rienda suelta a los insulsos albedríos infantiles. Se debe ser más cuidadoso con nuestras costumbres procurando evitar que se desprendan en el vacío, donde puedan surgir nuevos sentimientos en la persona, autenticando el malogro de nuestro ánimo, pues el viejo espíritu combativo tiende a extinguirse poco a poco. Tanto luchamos hasta que deviene el desmayo y más cuando no se logran divisar en el lejano horizonte las hermosas providencias que nos han causado muchas noches sin dormir y muchos días sin sonreír.
Tenemos que conducir el espíritu llevado por el interés coincidente, en el que se tracen los vibrantes apotemas que incidan con poder sobre nuestra conducta, pudiéndonos ofrecer amplias y caudalosas ventajas. Se es un excelente explorador enamorado de los secretos desconocidos, o un perseverante escultor cincelando los pequeños y lujosos detalles de la obra próxima a exponer, o un pintor extendiendo el lienzo pictórico fusionando los matices que dan alegría a la vida.