La Corte Suprema de Justicia ha quedado inmersa en una crisis, que amenaza con arrastrar a toda su membresía. Tras el retiro forzado de su presidente, se ha desatado una polémica entre los magistrados, que pone al descubierto los apetitos voraces de algunos de los componentes de esa corporación.
Los magistrados se intercambian notas con su porción de insultos, sin tomar en cuenta que ese tipo de acciones profundizan más la crisis que enfrenta el poder judicial.
Los involucrados no meditan que el asunto pueda ampliarse más allá de la remoción de César Pereira Burgos por cuestiones de la edad. La justicia panameña casi siempre ha estado en entredicho y pocos saldrían en defensa de su institucionalidad, si acaso a alguien se le ocurre la medida extrema de barrer a todos los magistrados.
Siempre se ha dicho que los magistrados hablan con sus fallos, pero el retiro de Pereira Burgos, parece haber desatado toda clase de intereses de los componentes de la Corte y de sectores ajenos al Organo Judicial.
Unos quieren que se le extiendan 10 años más en el cargo; otros buscan alcanzar la presidencia de la máxima instancia judicial; los que están afuera empujan para entrar y el nuevo gobierno -por más que se diga lo contrario- también quiere su cuota de magistrados.
Los actuales magistrados deben resolver lo de la permanencia o no de su presidente en estricto derecho, sin plegarse a los designios del Ejecutivo ni a la amistad que le puedan profesar a Pereira Burgos. ¡Mientras es mejor recuperar la compostura, porque están por un sendero que los puede llevar a todos al despeñadero!