El potencial alimentario mental, desempeñó del pensamiento en vías de desarrollo, remedio infalible que abre cauces en el proceder del hombre sensato, responsable de los avances culturales de los pueblos. Es obligatorio sopesar las actitudes asumidas por el sujeto que aprende, acudiendo a los Centros de Estudios, sometidos al complicado experimento de índole superlativo, ansioso de cambios radicales individuales. Gran parte de la educación recibida se encuentra en portentosas represas llamadas libros, escritos por autores pasados o presentes, listos para entregar a la avidez del estudioso, como producto indispensable, en aras de cambios fundamentales. Pero es sustantivamente importante el trato cuidadoso, respecto a la posición asumida por la persona que aprende, del cual la sociedad aguarda presurosa los resultados, convertidos en hechos tangibles. Es de notable valía el comportamiento del asistente, para que se den los avances esperables y apetecibles en el campo del saber.
Muchos juegan un rol tristemente célebre, acuñando el decir vulgar, pasaste por la escuela, pero ella no pasó por ti; esos son los que frecuentemente anidan en las nebulosas, o sea que están y no están. Para ser un buen estudiante hay que internarse en la aprehensión de los conocimientos, como el perspicaz investigador en su cacería de microbios. Toda situación curiosa que nos plantea problemas, que nos obligue a reaccionar, atacándonos sorpresivamente, interviniendo las fuerzas instintivas naturales, constituyen materia de motivación dotadas de urgentes soluciones, clamando hábitos en desarrollo. La voluntad y el interés, enriquecerán considerablemente las iniciativas que tendrán efectos positivos.
Otros van a la escuela como un cumplimiento social, para quedar bien con los demás, adquiriendo un título que lo faculta en el desempeño de tal o cual profesión, estudiando siempre para pasar el examen. Estos van y vienen tomando sus apuntes esporádicos y por último, el soñador que asiste al claustro inspirado en hacerle la disección al corazón palpitante de la verdad. Este es el verdadero vencedor en la vida.