En Salamanca, España, se efectuó la XV Cumbre Iberoamericana, donde representantes de 22 países buscan alternativas para enfrentar la pobreza extrema, el desempleo, la delincuencia y el terrorismo.
La Declaración de Salamanca propone lidiar contra los problemas sociales más graves, además de preparar a la región latinoamericana para enfrentar los desastres naturales, con la participación de la sociedad civil y de las autoridades.
La Cumbre aprobó además resoluciones que favorecen de una u otra forma al régimen comunista de Fidel Castro. Una de ellas de condena del "bloqueo" de Estados Unidos y otra sobre la extradición del anticastrista Luis Posada Carriles, que es requerido por Cuba.
Empero, ni siquiera se había dado inicio a la reunión en la Madre Patria cuando ya los escépticos comenzaron a desacreditar este cónclave, al cual muchos consideran una forma protocolar de hacer turismo y paseo presidencial.
El presidente colombiano Alvaro Uribe dijo que las Cumbres se han vuelto reuniones de carácter social, sin valor político ni económico.
Pese a que el Gobierno Español ha hecho lo posible por rescatar este cónclave que aglutina a países latinoamericanos y europeos, la suerte de esta Cumbre parece sentenciada a desaparecer por su inoperancia.
Madrid sabe esto y ha creado una Secretaria General Iberoamericana, bajo la dirección del ex director del BID, Enrique Iglesias, con el propósito de coordinar esfuerzos para lidiar con los graves problemas sociales en el Nuevo Mundo.
Sólo el tiempo nos demostrará si las cumbres iberoamericanas son productivas o vanas reuniones de pompa lujosa que sólo sirven para la hipocresía diplomática.